La gestión de aguas pluviales para nuevos desarrollos urbanos
La extensión del crecimiento de zonas urbanas ha exigido la necesidad de una mejor gestión del sistema pluvial.
Un recurso que cada vez amplifica su importancia, el agua es un elemento tan presente en el desarrollo humano, que desperdiciarlo es como cortar partes de la vida. En la ingeniería estructural su papel es más que elemental, es un componente de muchas partes de un proceso constructivo.
Contemplamos este enfoque más allá de la responsabilidad social de su uso racional y consiente. Juega su papel desde la mezcla de concretos, cuando se contempla que toda agua potable es adecuada para crear la concentración y consistencia correcta. La cantidad que se utilice no solo determina lo sustentable del proyecto sino la calidad realmente efectiva en sí de un producto dominante.
Interviene tanto en la elasticidad y adherencia de la mampostería, al utilizar mal las cantidades se puede perder la resistencia; alterar la capacidad de fragua y finalmente desembocar en alteraciones nada estéticas en el efecto final de la construcción. Puede ser que muchas veces ante los ojos de quienes no participan de manera activa en la construcción no cuenten con la dimensión real de su uso. No solo se trata de que en los ingenieros estructurales como inspectores de una obra, recomienden el uso adecuado y verisímil del agua, sino que todo el proceso ofrezca una trazabilidad que no comprometa el cometido real de la obra: seguridad, funcionalidad y confort.
En un factor orgánico que está interactuando con otro elemento que tiene reacciones químicas. El asesor en ingeniería debe garantizar que no exista un exceso que pueda llegar a provocar problemas de adherencia o efectos reactivos por gases propios de la mezcla. Actualmente, existen tablas y fórmulas que se pueden utilizar para el cálculo adecuado de los niveles de PH (acidez) en este tipo de materiales.
Debemos tomar en cuenta también que el agua no solo va a interactuar con el concreto, el hierro es otro insumo fundamental de la construcción que puede sufrir corrosión. Para bajar la posibilidad de la tasa de incidencia se debe evaluar la calidad de los materiales y sus reacciones, como lo hemos mencionado en otros artículos (link a artículo 3). Aditamentos que provoquen un retraso en el proceso de producción de óxido, galvanización o sellantes son buenas opciones a considerar.
El mal manejo del uso de agua para la actividad propia de la construcción de una obra va a comprometer su calidad, seguridad y vida útil. Es importante que reciba asesoría de un ingeniero estructural durante el proceso, esto garantizará que el producto final sea el esperado y no brinde sorpresas poco económicas y desagradables al final.
Autor:
Consurbanes (Mariana Sáenz Mora)